“El perfil que se pide al periodista de hoy en día es el de multiformato”, es decir, que sepa manejar cualquier aparato tecnológico: ordenador, cámara, grabadora; asimismo, tiene que poder editar el material que ha conseguido y por supuesto, publicarlo.
A raíz de estas demandas surgen dos nuevas figuras: el periodista ciudadano y el colaborador informativo. El primero “nace como una necesidad del público por participar activamente en la construcción de la realidad que elaboran los medios” y el segundo se trata de personas que están pendientes de una llamada para que se les asigne cubrir una noticia y que sólo cobrarán si ésta sale publicada.
De esta manera se crea un conflicto de intereses: ¿es intrusismo? ¿Los periodistas titulados se ven perjudicados? ¿Hay ciudadanos que realizan mejores noticias que los propios profesionales? ¿Si no se está en el lugar de los hechos, la información es viable?
Son muchas las preguntas que surgen, porque aparte de los blogs, cualquiera puede crear una TV o una radio por Internet. Un gran ejemplo es El Terrat: que volcará programas en un canal alternativo, haciendo un pretest para ver si funcionan o no en el público.
Salvador Giner termina con una pregunta abierta: “¿Esta nueva modalidad es periodismo ciudadano o son nuevas herramientas de la profesión?”
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